Peregrinaje aguilucho en honor a Superman García

Herbert Santamaría rindió un homenaje a Raúl García (Q.D.D.G.), exportero de selección y ??guila

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Foto Por Ricardo Flores

Por César Najarro/Twitter: @cjnajarro

2018-05-28 5:09:24

Faltan 15 minutos para las 8 de la mañana del sábado 19 de mayo. Puntual, Herbert Willian Santamaría realiza los últimos preparativos para emprender un peregrinaje desde Cuscatancingo, a donde reside, hacia el cementerio Jardines del Recuerdo.

Nada extraño salvo que Herbert, de 52 años, lo hará en un carretón de madera que le hizo un amigo, y que utiliza para vender frijoles.

El “coche”, que delata los gustos de su dueño, tiene una bufanda de Argentina, una bandera del Barcelona, otra de El Salvador, y, por su puesto, él anda ataviado de pies a cabeza con los colores de su amado Águila, del que es hincha desde el vientre.

A Jardines del Recuerdo, a donde descansas los restos de algunos de sus familiares, esta vez va a visitar a alguien que en vida fue muy especial para él, Raúl “Pichi” García, conocido también como Superman García, exportero emplumado y de la Selección quien perdió la batalla contra el cáncer en enero pasado.

 

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Herbert sale justo a las 8 de Cuscatancingo empujando su carrito a una velocidad increíble para su edad. A él no le cuesta. Hace ocho días, visitó también la tumba de Raúl, aunque en aquella ocasión se fue en bicicleta. Esta vez, sortea los vehículos como puede, y hasta se monta sobre el coche en las bajadas en las que agarra impulso. El medio de transporte de madera incluye un lazo en la parte superior que mueve las llantas para darle dirección, y hasta tiene un freno.

Pasa en medio de las coasters, sube por Mejicanos, busca la zona de Tránsito y se dirige hacia la UES. Ahí cruza sobre la 49 hasta el Hermano Lejano y, en la bajada de Comalapa, alcanza hasta los 30 kilómetros por hora.

Finalmente, tras hora y media de trayecto, compra flores afuera del cementerio y se dirige a la tumba de García. “No necesito vehículo ni helicóptero para visitar los restos mortales de mi amigo, los aguiluchos estamos presentes siempre”, dice.

 

 

 

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“Aquí estuve en el entierro, también fui a la vela. Lastimosamente no vimos ni un miembro de la Federación acá, pero igual, estuvimos los aguiluchos presentes dándole un homenaje al amigo, que ya se encuentra en el cielo atajándole los penales a los ángeles”, enuncia.

Entonces, paga por que le limpien la placa al padre de Raúl, que se encuentra en el mismo lugar, y luego coloca las flores artificiales. “Las que traje el domingo pasado ya se las llevó la gente traviesa, no importa, aquí le traemos otras humildes”, dice mientras recuerda cómo surgió su amistad con Superman.

Nostalgia

A Raúl lo vio cuando este atajaba en la Universidad, y hasta hablaba con un amigo que ojalá se lo pudieran llevar al Águila. Finalmente se dio. Y un buen día, mientras Herbert trabajaba lavando un bus, el de Águila, lo vio precisamente Raúl y se le acercó a saludarlo. “Como siempre, él bien humilde. Yo le dije que quería conocer San Miguel. Y#me dijo que el próximo domingo llegara a la casa club, que él me iba a subir al bus del equipo para ir con ellos”.

 

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Herbert llegó puntual y se subió al bus, pero quien manejaba lo bajó. Él hizo caso y justo iba llegando Raúl. “Me dijo que si iba a ir. Yo le expliqué la situación y él mencionó que iba a acompañarlos. Desde entonces, me llevó a conocer prácticamente todos los estadios de El Salvador. Imagínese cómo me sentía yo de andar con los jugadores en el mismo bus. Uno los ve en el estadio, pero compartir con ellos, platicar. Conocí el de Chalate, San Miguel, Pasaquina, Guazapa, Santa Clara, Santa Rosa, toditos, toditos”, dice con una sonrisa y saca de una bolsa una reliquia.

Es una bandera del Águila. “Esta me la regaló Raúl allá por 1975-80, no recuerdo bien el año, mire cómo está ya, pero la he conservado”, dice y cava en la tierra para dejarla junto a su ídolo.

 

Herbert Santamaría coloca una bandera de Águila en la tumba de Raúl García, misma que le regaló hace dos décadas el exarquero (Q.D.D.G.).

 

Herbert se subió al bus junto a Superman, Alcides Caballero, Hugo Coria, Luis Enrique Huelmo, “Pelón” Ramírez, el “Chino” Orellana, Kilmar Jiménez, “Catalnica” Martínez, Rodinei Martins, “Macho Seco” Coreas, Víctor Coreas, y otros.

Con el tiempo, Herbert se casó y se alejó de los estadios, pero su cariño por Águila y por su amigo Raúl siguen intactos. Por eso, cuando puede, hace el viaje, esa peregrinación curiosa para recordar a un gran portero. Ese es su objetivo, “que no olviden que fue un gran portero de selección, del país, de Águila. Muchos jóvenes quizás no saben de él. He mandado a hacer una capa, y quiero ver si puedo salir con Lucho el Aguilucho (la mascota) en una presentación del equipo para recordar a mi amigo en el estadio, que no se olviden de él. Si tengo que pagar mi entrada, no importa. Pero no conozco al presidente para pedir permiso”, cuenta.

Después de acompañarlo en esta travesía, le ofrecemos un aventón en pick up, pero se niega. “No, el viaje es ida y vuelta así empujando mi carretón. Es muy poco en comparación a todo lo que me dio mi amigo Raúl”, dice amablemente mientras emprende el viaje de retorno por las calles de San Salvador.

 

Herbert Santamaría aprovecha la bajada de Comalapa para montarse sobre su carretón y llegar más rápido al cementerio Jardines del Recuerdo, a donde visita los restos del exarquero Raúl García (Q.D.D.G.).